miércoles, 20 de abril de 2011

ES POSIBLE LA PSICOLOGIA ONLINE? - CONTROVERSIA

Este trabajo es de mi autoria*

"Nunca pienso en el futuro. Llega enseguida" Albert Einstein

Este texto continúa los desarrollos del anterior respecto de la posibilidad de realizar terapias online. Está dedicado a documentar la discusión que genera este dispositivo y a difundir los criterios de colegas de diferentes formaciones teóricas y pertenecientes también a diferentes regiones geográficas.

Cabe agregar algunas consideraciones respecto de las emociones. En la comunicación online se despliega un intenso componente afectivo, despertando sentimientos variados: de aceptación, entusiasmo, rechazo, enojo, celos y otros.

El proceso que pone en funcionamiento este dispositivo, es similar a lo que conocemos como transferencia analítica, incluyendo la emergencia de sentimientos en el terapeuta. Ese cuántum de afecto puede favorecer el trabajo terapéutico o interrumpirlo, ya que otra característica muy comun de los contactos en internet, es la desaparición sin dejar rastro. Será nuestro tarea instrumentar esta experiencia con las cualidades que le son inherentes y a favor del progreso terapéutico. Entonces, es posible la terapia online?

Algunas reflexiones de colegas

Balaguer Prestes, de la Coordinadora de Psicólogos de Uruguay (1): nos dice: ‘Internet es un facilitador, un catalizador de la personalidad. Los distintos entornos así lo permiten; generalizar las hipótesis sin distinción de lugares es un ejercicio algo peligroso. La clínica psicoanalítica nace en los albores del siglo XX en un tiempo desde varios ángulos similar al actual y desde varias aristas bien distinto. Lewcowicz gustaba hablar del momento histórico actual como signado por la fluidez. La sobrevaloración de la experiencia material, presencial, sólida es patrimonio nuestro, de los nacidos en una era moderna acorralada por el cambio. Cristina Corea definía la subjetividad como “la serie de operaciones que se hace para habitar un dispositivo, una situación, un mundo”.

Freud fue el primero en descubrir el dispositivo psicoanalítico donde en el silencio y también en la ausencia de la mirada del otro se empezaban a desplegar cuestiones que en la “vida real” no aparecían. Así comenzó el Psicoanálisis más de un siglo atrás. El dispositivo no fue un tema menor.

El ciberespacio es un lugar que Barlow describe como “un mundo silencioso (donde) toda la conversación es tipeada. Para entrar en él, uno abandona cuerpo y espacio y se vuelve una cuestión de palabras solamente” (Rushkoff, 1999). Cualquier similitud con un diván es mera coincidencia.”

Continúa expresando (2): “Se podrá estar o no de acuerdo con los aportes de Freud, pero lo que no se puede negar es la marca que ha dejado en relación a las concepciones sobre la humanidad. La visión del hombre desde la ciencia y desde el hombre mismo; el habitante común de las urbes de este siglo; dejó de ser la misma a partir de la creación del Psicoanálisis. Reposicionando a Copérnico y Darwin en la historia, Freud se autoproclamó como aquel parricida que infligiera la tercera herida narcisista a la humanidad, que alejaba cada vez más al hombre del centro de la creación. Esta tercera herida que nos desplazaba automáticamente del control racional sobre nuestros actos parecía ser la última y definitiva.

Los avances tecnológicos actuales nos ponen frente a una posible cuarta herida, aquella anunciada, una vez más primero por la ciencia ficción, la de la posibilidad de una continuidad entre la máquina y el hombre. Los hombres cada vez funcionando más como una maquinaria, como seres digitales o binarios (Baudrillard, 1983; Negroponte, 1995; Romano, 2000) y las máquinas siendo cada vez más inteligentes, o al menos capaces de simular inteligencia. Entonces nos preguntamos ¿cuál es y será la posición del Psicoanálisis en esta nueva sociedad en red? ¿qué lugar halla en el discurso actual? ¿qué valoración se hace de él? ¿qué herramientas proporciona para comprender los cambios actuales?. Que las resistencias tecnológicas, las posibles tecnofobias, que hallan en muchos de nosotros fuertes seguidores, no nos ubiquen en la vereda de enfrente en lugar de entrar en el campo y analizarlo con viejas y nuevas herramientas”

Villarreal Hernandez, de la Asociación Regiomontana de Psicoanálisis (3) de Mexico opina lo siguiente: “El estudio ético y tecnológico adecuado a estas nuevas facilidades hechas en muchos casos para beneficiar al ser humano, deben ser tomadas con muchísima seriedad. Las cámaras web y esta serie de dispositivos pueden ayudar a una mejor interrelación entre el paciente que requiera en su momento esta terapia y el terapeuta que decida brindarla. Los temores que uno tiene muchas veces, es que esta modalidad sea tomada a la ligera por algunos de nosotros o por las cúpulas universitarias o colegiadas de nuestros paises o el mundo. La importancia de la relación con el paciente es mucho mayor que la técnica. Si el tratamiento on line o por via telefónica posee la suficiente intimidad para generar un espacio de pensar, sentir y hablar; y al mismo tiempo saberse escuchados ya lo demás es "extra".

Juan R. Paletta nos dice (4): “Este tipo de abordaje plantea problemas técnicos muy particulares, y supongo que sus posibilidades son limitadas. Encuentro una similitud con aquellos servicios de ayuda telefónica, ya que en común con esto, no existe una presencia física de quien demanda tratamiento. Es innegable que de la regla fundamental del psicoanálisis a un trabajo de análisis de la escritura hay un trecho que no puede soslayarse, sobre todo si la expectativa es analizar las formaciones del inconsciente. El objetivo debe girar alrededor de interrogarnos sobre la elección tan particular de canal para demandar tratamiento, y el norte de estas sesiones virtuales debe ser que el paciente inicie un tratamiento cuya presencia no sea meramente "virtual".

En última instancia, esto, como otras cosas que suceden en la red, no puede dejar de plantear la cuestión de los efectos en la subjetividad que pueden producirse a partir de la aparición en nuestra cotidianeidad de este artefacto llamado Internet”

Pedro Hernández, de la Universidad Autónoma de San Luis, de Potosí (5) comenta:

"a) es una pràctica que puede ser un apoyo útil en los casos en que ya se ha instalado la relación terpéutica. Puede ser un auxiliar útil como la carta o el teléfono. El compromiso sería el de retomar los contenidos de la comunicación en el encuadre terapéutico;

b) si no ocurre en el marco anteriormente señalado, sería una relación en la que sin la presencia del otro no se tendría una comunicación completa (lenguaje verbal y no verbal). Me parece que complica tremendamente la lectura del terapeuta respecto al paciente;

c) aún con la gran ventaja que representan los medios de comunicación en la actualidad, también hay los riesgos -como frecuentemente ocurre- de que la información pueda ser interferida por personas que harían un uso indebido de ella;

d) otra desventaja que observo es que puede haber personas que, sin tener un entrenamiento profesional, podrían dedicarse a ofrecer este servicio;

e) es un asunto que debe permanecer abierto a la discusión porque estaría pendiente el estatuto legal de este servicio, aspecto poco atendido respecto a nuestra profesión en muchos países”.

Manuel Antonio Vega (6) de Costa Rica considera: “Es importante adaptarse a los nuevos cambios tecnológicos, la idea es atractiva. Habremos profesionales a favor y en contra; y los que no descartamos la idea, la analizaremos lo suficiente y la discutiremos profesionalmente, lo mismo que haría cualquier profesional ético cuando desea implementar alguna nueva técnica en el consultorio. Considero que la preparación académica respecto de esta modalidad es muy importante, por que la opción que surge es un fenómeno similar al de las personas no videntes, quienes ante la ausencia de un sentido, desarrollan aún más los otros sentidos y pueden desenvolverse en la vida; así, ante la ausencia del lenguaje gestual, se desarrollarán otras habilidades profesionales para tratar de complementarlo o sustituirlo por otros elementos que brindaría la consulta en la red. Y cuando tengamos la información y el aporte de nuestra propia capacidad intelectual y ética, podremos decidir entre todo lo que aprendimos, qué es lo mejor desde nuestro enfoque personal y profesional”

Maria T. Penas (7) de la Asociación de Psicólogos aporta el siguiente comentario: “Es importante pensar cuál será el perfil del paciente que pudiera funcionar con este dispositivo, porque sabemos que la cura es por transferencia también , y el no percibir mutuamente los gestos, emociones, e inclusive fallidos verbales y posturales hacen perder de vista buena parte de la sesión”

Thamer Prieto de Cochabamba (8) nos dice: “Me parece un tema de bastante interés y polémica. En estos tiempos actuales, modernos, caóticos, se ha producido un avance tecnológico imprevisible. Se han dado en tan sólo cinco décadas más avances en tecnología que en toda la historia humana; dentro de este progreso se enmarca también la comunicación y los nuevos medios comunicacionales. ¿Pero cómo articular estos elementos con la terapia psicológica?. La sociedad moderna y sus abruptos cambios han producido una serie de patologías nuevas. Entre ellas, la búsqueda de la individualidad, en contraposición de las corrientes que tienden a homogeneizar al ser humano en torno a valores, gustos, modas, ideales, etc. globalizadas. Es increíble la cantidad de sujetos que acuden a terapia con este mal: ser un “número” más entre tantos otros, buscar ser reconocido por los demás y, sobre todo, tratar de rescatar la individualidad de cada quien, dentro de un conjunto social, donde todas las personas viven idénticamente globalizadas. El espacio terapéutico brindado a estos sujetos restablece esa búsqueda y permite al sujeto poseer un espacio propio, individual en el que es “reconocido” como sujeto particular; es llamado por su nombre y tomado en cuenta más allá de la masa social.

Entonces surge la preocupación respecto de ¿no sería la terapia on-line un mecanismo que alimente, en cierta medida, estos síntomas modernos, al permitir al sujeto seguir en el anonimato del que, en varios casos, desea salir? ¿No estaría el psicólogo promoviendo una situación impersonal, donde prima la fantasía y los imaginarios en torno al otro?.”

Sara Zusman de Arbiser (9) hizo sesiones de terapia por internet luego de recibir al paciente en el consultorio y destaca que uno de ellos le ha llegado a revelar por chat “cosas que cara a cara no se había animado a decir nunca; haciendo sesión por internet se pierden los gestos, pero cuando no hay otra alternativa es un recurso más para que no se pierda el diálogo”. Atendió por chat a una embarazada que debía hacer reposo y a un joven de 18 años que consiguió trabajo en Estados Unidos y no quiso dejar la terapia. El consultorio “es lo mejor, pero internet no es para desperdiciar tampoco. Yo no digo que sea la panacea, pero en algunos aspectos puede ser una posibilidad; es lo que se tiene y hay que usarlo, y se pueden descubrir facetas muy interesantes en el análisis”. Freud mismo recordó, “analizaba a sus discípulos a través de cartas. Entonces por qué no usar esta vía que nos brinda la tecnología, que nos da una interacción más dinámica y un diálogo más fluido que la carta”.

Muñoz Rengel y Lopez B - Colegio Oficial de Psicólogos de España (10) nos dicen: "En Estados Unidos cada vez son más los psicólogos que, además de tener su gabinete de atención en persona, ofrecen servicios terapéuticos on-line. Gran parte de estos servicios están avalados por instituciones cuya misión es evaluar, según criterios de calidad, las credenciales de los profesionales que los aplican. En España aún no se ha apostado con fuerza por la terapia a distancia en general y menos si cabe por la terapia on-line; en parte por desconfianza ante un medio relativamente nuevo y, por consiguiente, con características y efectos aún desconocidos.

Pero, lo queramos aceptar o no, hay personas que jamás acudirían al psicólogo porque son literalmente incapaces de hacer partícipe a otro, de sus más íntimos conflictos. Sin embargo, en el anonimato que concede la red, muchas de estas personas son capaces de confesar lo inconfesable, y bajo ese anonimato (que es relativo, porque el otro quizá conoce tu nombre e incluso tu aspecto, pero que da la tranquilidad de la distancia), chateando con un psicólogo sienten como si estuvieran hablando con un diario, con la salvedad de que este diario les contesta y asesora.

Existen también algunos defectos que arrastra consigo el ejercicio de la terapia a través de la red. Quizá el más prominente de ellos es el problema de la seguridad. Si el anonimato y la distancia aportan beneficios, también conllevan la incertidumbre de no saber quién te está atendiendo. Para evitar el fraude, el sitio web del psicólogo debería incluir la mayor cantidad de información posible con respecto a sus credenciales y se debería revisar la normativa deontológica. Para asegurarnos de que nadie va a leer nuestro correo electrónico habría que utilizar códigos de encriptación, lenguajes en clave descifrables únicamente por el emisor y el receptor, que facilitan algunos programas y que impiden que cualquier otra persona acceda a los mensajes.

Sin embargo, podemos plantearnos la siguiente cuestión: ¿hasta qué punto es posible adaptar nuestras técnicas y estrategias terapéuticas al nuevo medio y avanzar en ellas? En el momento presente resulta difícil plantearse una relajación, una desensibilización sistemática en vivo o un modelado a través de Internet, aún suponiendo la utilización de la videoconferencia y del mayor número posible de recursos técnicos. Realmente, en muchas ocasiones nos veremos obligados a advertir al cliente de las limitaciones del tratamiento on-line. Pensamos que ya es hora de iniciar el análisis de las potencialidades que frece este tipo de servicio, tanto a los clientes como a los propios profesionales, a los que se les brinda la oportunidad de ampliar su ámbito de actuación y de acercar mucho más el bienestar a los ciudadanos”

Mario Domínguez Sánchez - Dpto. Sociología V de la Universidad Complutense de Madrid (11) nos aporta algunos aspectos con mirada sociológica del tema y expresa: “La Red ofrece para algunos una noción de libertad, de conocimiento compartido y de progreso hacia la democracia universal; mientras que para otros insinúa con igual vehemencia que puede constituir el dispositivo central de la vigilancia global y de la alienación.

Para pensar en las interacciones virtuales en red, teniendo en cuenta la indeterminación y volubilidad electiva de la identidad en este tipo de espacios, hay que buscar en la economía emocional. Es precisamente aquí donde podemos observar el modelo de self que aflora en dichas interacciones virtuales: si tuviéramos que elegir una tensión que atraviesa una parte sustantiva de los despliegues del self en estas interacciones, sería la mezcolanza de una subjetividad basada en el énfasis de la imaginería romántica junto con una noción problemática de progreso, que acepta y cuestiona al mismo tiempo la razón, el esfuerzo y la planificación; lo que obliga al self a admitir múltiples identidades, sin que ello suponga engaño alguno.

Las trayectorias individuales son cada vez más cambiantes y azarosas, lo cual plantea inseguridad y perturbadoras dudas existenciales; pero al mismo tiempo nuevas y enormes posibilidades de ser en una sociedad en transformación permanente.

Un comportamiento habitualmente adoptado en los chats es aquel ni muy distante ni demasiado implicado, un estilo emocional tibio, “cool”, que precisa la expresión rutinaria de sensaciones y sentimientos en la vida cotidiana. El tenor emocional en esta dirección es pues impersonal en cuanto afecta poco a la materia prima de la personalidad: por más íntimo que resulte siempre existe la convicción de que es postizo. Un ejemplo de ello reside en la proliferación de los “emoticones” en estos actos de comunicación. Operan como convenciones acotadas, que permiten no obstante añadir un matiz emocional a mensajes procedentes de una identidad factible de someterse a cambios bruscos y que de otra forma serían difíciles de interpretar. La multiplicación de las relaciones personales y las posibilidades de ser produce una saturación social, un “yo saturado” de comportamientos que podrían ser hasta incompatibles entre sí, lo que dificultaría la posibilidad de que el individuo construyera un relato del self mínimamente coherente. Pero también se abren posibilidades de experimentar, de conocer, de obtener beneficios sociales e incluso de desmontar las identidades apocadas de la modernidad y abrir otras vías para la configuración de identidades valiosas para sujetos en situación precaria, discriminada o dependiente (Revilla, 1998, 2003)”.

A modo de conclusión

Las reflexiones expuestas y en particular las conceptualizaciones sobre la comunicación online junto con la posibilidad terapéutica inherente a ella, evidencia un carácter paradojal. El conflicto que sugiere toda paradoja es la existencia de un componente dinámico que implica una alternancia permanente de dos opciones opuestas. Estamos hablando de las paradojas estructurales (no de las semánticas). La comprensión de la agudización de cierto tipo de paradoja junto con la necesidad de su desvelamiento, facilitará el acceso a nuevas conductas. Es sabido que la única posibilidad de solución que tiene la paradoja es la creación de una entidad de mayor simbolización, de mayor nivel de abstracción. Podemos decir entonces, que estamos ante la emergencia de nuevos elementos simbólicos; de alli el carácter tan delicado y arduo de nuestra tarea.

Las opiniones citadas un tanto discordantes, son muy enriquecedoras. Las mismas constituyen un valioso aporte a este desarrollo teórico incipiente, y es una nueva aproximación a las ventajas y desventajas que plantea el dispositivo terapéutico que transcurre en internet.

Me parece oportuno finalizar este avance con las palabras de Freud, pionero del psicoánalisis que enfrentándose a la mirada científica de la época, se abocó a la tarea de explorar (entre otras cosas) los fenómenos psíquicos de Juanito, un niño pequeño cuyos padres proporcionaron interés en este abordaje. El padre aportó el material específico tomando notas sobre la conducta de su hijo y enviándoselas a Freud, quien a su vez avanzó en sus desarrollos sobre sexualidad infantil. Esas primeras observaciones datan de la época en que Juanito aún no habia cumplido los tres años y el historial se realizó a principios del siglo XX, junto con el florecimiento incipiente del psicoanálisis.

Freud en el Caso Juanito dice (12): “Si totalmente de mi hubiera dependido, me habria arriesgado a dar a Juanito una explicación más, que sus padres silenciaron (...) Estoy seguro de que no habria perdido el amor a su madre ni su naturaleza infantil con estas explicaciones y se habria convencido en cambio, de que debia dejar de ocuparse de aquellas cosas tan importantes, incluso imponentes, hasta que se cumpliera su deseo de ser mayor (...) Me inclino a adscribir a esta neurosis infantil una significación típica y ejemplar, como si toda la diversidad de los fenómenos neuróticos de represión y toda la riqueza del material patógeno, pudieran derivarse de un número muy escaso de procesos desarrollados en los mismos complejos de representaciones. (...) En la primavera de 1922 se me presentó un joven declarando ser aquel Juanito (...) Su visita me satisfizo mucho, pues dos años después del análisis le habia perdido de vista y en más de un decenio no habia sabido nada de él (...) Juanito es ahora un apuesto muchacho de diecinueve años. Afirma encontrarse muy bien y no padecer trastornos e inhibiciones (...) Juanito me comunicó algo especialmente singular, tanto que no me atrevo a arriesgar explicación alguna. Cuando leyó el historial me dijo, que le habia parecido totalmente ajeno a él, no se reconoció ni recordó nada. Solo cuando llegó al viaje de Gmunden alboreó en su memoria la sospecha de aquel niño pudiera ser él....”



*Psicóloga Clinica de Adultos, integrante de la Comisión Directiva de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires y Coordinadora de la Comisión de Informática de dicha institución

Email: cesio.sonia@gmail.com

Referencias

(1)El texto completo está publicado en: http://www.enigmapsi.com.ar/vincsubjet.html

(2) El texto completo está publicado en: http://www.enigmapsi.com.ar/vozpsicoan.html

Autor de ambos trabajos: Roberto Balaguer Prestes – Psicólogo – Integrante de la Coordinadora de Psicólogos de Uruguay rbalaguer@prored.com.uy

(3)Alberto Villarreal Hernandez - Psicólogo y psicoanalista - Asociacion Regiomontana de Psicoanalisis – Monterrey – México villarrealalber@terra.com

(4)Juan Rubén Paletta - Psicólogo Forense – Argentina apf@abaconet.com.ar

(5)Pedro Hernández - Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México – phskai@hotmail.com

(6) Lic Manuel Antonio Vega - Psicólogo - Costa Rica mvegapsicologia@yahoo.com

(7)Maria Teresa Penas - Psicóloga - Asociación de Psicólogos de Bs As - Argentina penast@hotmail.com

(8) Thamer Prieto B - Psicólogo Clínico - Cochabamba - Bolivia - super@supernet.com.bo

(9) Sara Zusman de Arbiser - Psicoanalista - Asociación Psicoanalítica Argentina - Texto completo publicado en: http://www.enigmapsi.com.ar/loultimo.html

(10) Francisco Enrique López Bermú y Juan Jacinto Muñoz Rengel – Miembros del Colegio Oficial de Psicólogos de España. Texto completo publicado en : http://www.cop.es/infocop/infocop75/info75-40.htm

(11) Mario Domínguez Sánchez - Profesor Titular de Dpto. Sociología V (Teoría Sociológica) - Universidad Complutense de Madrid – Extracción de: ‘Técnicas de subjetivación e interacción virtual en tiempo real. ¿Tienen algo en común Michel Foucault y los chats?’ Texto completo publicado en: http://www.cibersociedad.net/congres2004/index_es.html

(12) Sigmund Freud - Obras Completas - 'Analisis de la fobia de un niño de cinco años. Caso Juanito' 1909 - Tomo II - Ed Biblioteca Nueva -


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viernes, 1 de abril de 2011

SOBRE TECNICA LA PSICOANALITICA

El procedimiento técnico del psicoanálisis comprende a las reglas concernientes al trabajo del terapeuta y el paciente en la situación analítica; y forma parte del cuerpo teórico de la misma.

Designa la modalidad de trabajo para llevar a cabo los encuentros entre la persona que consulta y el terapeuta. Se denominan entrevistas y sesiones, y dan cuenta de un desarrollo

respecto del trabajo terapéutico en el curso de un tratamiento.

Comenzaré por las primeras. La diferencia fundamental entre ambas es el tipo de intervención, desde el terapeuta; y el despliegue afectivo (llamado transferencial) desde el paciente.

Las entrevistas se emplean para el mutuo conocimiento del sujeto que consulta y el analista como personas reales; permite el despliegue de una serie de sentimientos (preferiblemente de simpatía al comienzo) y da una idea respecto de la posibilidad de establecer una relación con el otro. También es útil para la función diagnóstica.

PRIMERA ENTREVISTA: es de fundamental importancia, alli la persona que consulta pone en funcionamiento la fantasía inconciente de su enfermedad; el tipo de transferencia, y datos sobre lo que será el recorrido a través de la experiencia analítica.

EL CONTENIDO DE LA ENTREVISTA DESDE EL MATERIAL DEL PACIENTE

Ese contacto inicial posibilita el relato de aquello que el eventual paciente considera como causante de sufrimiento y limitante de su vida. Junto con el mismo van a aparecer transferencias de sentimientos. Se aclara que se utiliza el término 'transferencia' en el sentido de traslado, de trasponer afectos. Hablar de la situación problema conlleva a la emergencia de poderosos sentimientos; los más conflictivos aparecen como expresiones no verbales que dan cuenta de la modalidad vincular del sujeto (o sea, de la relación que establece con los otros), y que también aparece en el contacto inicial con el terapeuta. Dichos sentimientos pertenecen a la serie amor-odio (por eso la denominación positiva-negativa de la transferencia); y remite a las profundas huellas que han quedado de la relación madre/padre-hijo.

Repito un párrafo del trabajo ya publicado: 'transferencia designa a todo el complejo de sentimientos que la persona en análisis promueve en el terapeuta; la contratransferencia está referida al sentir del analista, que si bien tiene que ver con la problemática de su analizado, también involucra a su propia vida infantil. Por eso es de fundamental importancia el análisis de estos fenómenos, para poder devolvérselos al paciente en forma de interpretación analítica'.

En la primera entrevista es importante descubrir si hay transferencia positiva, que contiene afectos de orden amoroso (relacionada con sentimientos de ternura, de necesidad de ser comprendido y de familiarse con el lenguaje del terapeuta). En el analista se corresponde en la identificación con la problemática y el sufrimiento del consultante. La emergencia de lo detallado es favorable para el desarrollo del tratamiento.

Si es transferencia negativa, está relacionada con sentimientos de rechazo, desagrado y seguramente se homologa al terapeuta con un personaje odiado y temido de la historia personal. Esto tiene un pronóstico desfavorable (aunque hay que evaluar el cuántum); hay alta probabilidad de que esa relación terapéutica plantee muchas complicaciones (ya que se incrementa durante el tratamiento).

Este fenómeno es bidireccional, abarca tanto al terapeuta como al paciente. La diferencia está dada en relación a la posición que ocupa cada uno de ellos: el sujeto que consulta 'no es consciente' de estos fenómenos (no los conoce, los padece); en cambio, el terapeuta posee herramientas que le dan acceso al conocimiento de los mismos, y puede emplearlos para la comprensión de la situación y para desplegar un proyecto de trabajo.

Se denominan sesiones a los encuentros posteriores que ocurren con una frecuencia y una duración que ha sido previamente acordada con la persona que iniciará el tratamiento.

A la forma de trabajo se la denomina encuadre y contiene las reglas de trabajo.

SESIONES: La diferencia con las entrevistas es que el transcurrir es más frecuente (a eso alude su nombre: sesiones); se establece la continuidad del trabajo analítico personal y de la relación con el analista. Ese despliegue da cuenta de una familiaridad que se instala paulatinamente hacia el terapeuta y con el análisis, lo que permite la emergencia de fenómenos más profundos y menos conocidos por el paciente. Surgen sentimientos nuevos hacia el analista, que ocurren en ese contexto preparado para analizarlos; conductas curiosas, por ejemplo, llegadas tarde en una persona que generalmente llega puntual ; silencios abruptos en personas locuaces; puede aparecer el impulso a llevar diferentes elementos al lugar donde transcurre el tratamiento, etc. Tiempo atrás realizó su análisis conmigo una persona que se dedicaba a la música. En un período traía libros (muchos) con los que estudiaba; luego un equipo portátil de música; en una ocasión en que se iba de paseo, trajo una caña de pescar...

Con el transcurso del tratamiento descubrimos que esos objetos hablaban por su persona, decían aquello que aún no se podía mencionar con palabras.

Este es el momento para un fértil desarrollo de la relación transferencial-contratransferencial. Se despliega una 'trama' la relación analítica, que está impregnada de innumerables contenidos para descifrar; sostenida por el encuadre. El mismo abarca la especificación de: el/los días a trabajar, horario, lugar, las explicaciones sobre el modo de trabajo, la regla de abstinencia (que homologamos al 'como si'); la conducta a seguir en relación a la aparición de sueños, lapsus, ausencias, ocurrencias.

El encuadre correctamente utilizado (sin exceder del mismo), se convierte en sostén de la relación analítica porque le hace tope a la relación con el terapeuta, con sus permisos y prohibiciones (al establecer: esto si - esto no); preserva al analizado con respecto de sus propios impulsos y opera como reaseguro frente a la emergencia de la trama fantasmática, con la misma libertad que tendría un niño en su tiempo de juegos.

El establecimiento de reglas garantiza el trabajo, no así la simplicidad del mismo. Hay que recordar siempre la dificultad que promueve para ambos integrantes de la díada terapéutica la emergencia de recuerdos y sensaciones displacenteras con las que se lidirá, para hacer posible el análisis.

UTILIDAD DE LA ENTREVISTA PARA EL ANALISTA:

La narración del paciente da cuenta de varios aspectos, además de detallar su problema:

a) indica sobre el fenómeno de analizabilidad. Se infiere en relación con la posibilidad de la persona para detenerse a reflexionar sobre lo que escucha; sobre sus creencias o sus certezas. Es útil observar si puede dudar de ellas (recordemos que son parte de su enfermedad). Esta dinámica se basa en la interacción, o sea con las interrogaciones u observaciones del terapeuta en ese primer encuentro con el paciente;

b) la analizabilidad está directamente relacionada con el fenómeno de insight. El significado es más abarcativo que la traducción literal 'intuición' del inglés. Se refiere a estar abierto, tomar conciencia, aceptar una significación diferente.

El texto completo se puede leer en:
http://www.enigmapsi.com.ar/semtecnica1.html