La esfinge se abalanza sobre él
Con dientes y garras
Y con todo su furor.
Edipo siente miedo
-esa presencia lo aterroriza-
ese rostro, esa pregunta
que jamás hubiera imaginado.
Pero en tanto el monstruo
Se dispone a acometer,
Edipo, rápidamente,
Piensa en su defensa:
Ya no siente temor.
Ahora sabe que dispone
De la respuesta a esa pregunta,
Y vencerá.
Pero tal victoria no lo alegra.
Su melancólica mirada
No se dirige ya a la Esfinge:
Mira a la lejanía
La estrecha senda que conduce a Tebas
Y que conduce a Colona.
Y en su alma nacen augurios
Que si una Esfinge lo hubiera propuesto
Hubieran vencido a Edipo.
Preguntas de imposible respuesta
De regreso en Alejandría, trabajó en el Ministerio de Riesgos Egipcio y como corredor de comercio. En 1901 le son publicados doce poemas en Grecia, en la Revista Phanateneum. En 1908 publica poemas en Nea Zoe y en 1911 colabora en Ta Grammata. Se afirma que Kavafis compuso este poema despues de conocer ‘Edipo y La Esfinge’ de Gustav Moreau
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